jueves, 24 de julio de 2008

Blogueando reflesiono: olor a culo


Hace unas semanas tome la valiente decisión de comenzar a nadar en un club. Estoy muy conforme por esto y mi corazón también aunque dicho club deportivo este lleno de viejos. Pero lo que quiero trasmitir es algo que me ha estado intrigando estos días. Algo muy desagradable y silencioso… les hablo el permanente olor a culo de los vestuarios. Pobre loco que labura ahí... el que te da la llave del casillero. Su rostro lo dice todo llevando a cuestas una conmovedora cara de catador de pedos.
Es muy raro, el olor a culo es una presencia que invade a todos los que concurrimos allí. Las miradas acusantes y sospechosas se entrecruzan como cortes carcelarios filosos.
Por otra parte, los viejos en las duchas, a lo que le dedican más tiempo bañándose es a limpiarse el orto. Y no ves en ellos una actitud perversa pseudo masturbatoria. Yo me limpio el orto lo que considero suficiente, pero creo que lo disfruto un poco más que estos cuerpos decrépitos que lo hacen con una dedicación y rigurosidad higiénica como si se los hubiera recomendado el médico. Por más barras de jabón, perfumes y talcos la sutileza agridulce (adjetivado así por un poeta) del aroma a las secreciones anales (y no digo mierda) prevalece, gobierna en las paredes, en los viejos casilleros y en la oscuridad de esos amplios y tenebrosos vestuarios.


Obdulio Perné

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